La Trufa Blanca en la gastronomía

La trufa blanca en la cocina

Los restauradores tienen dificultades para conseguir trufas de calidad.

Con Truffis, los chefs podrán invertir en sus propios árboles de trufas y obtener una cosecha como patrocinador durante varios años.

Esto les dará acceso a uno de los productos más raros del mundo.

La trufa blanca, conocida como “Tartufo Bianco”, es un hongo comestible que sólo crece en estado salvaje en el Piamonte, lo que la convierte en un producto muy codiciado en el panorama gastronómico internacional.

El misterio que rodea a esta trufa está a la altura de la expectación que levanta en el mundo de la gastronomía.

Desde el punto de vista gastronómico, no tiene igual.

Debe utilizarse tal cual, ya que no se puede cocinar.

La trufa blanca se sirve mejor cruda, cortada en tiras finas, con platos calientes y salsas ligeras.

Es importante señalar que acompaña a platos en los que no predominan los aromas fuertes, ya que el papel principal se atribuye a la Tuber Magnatum (la Trufa Blanca de Alba).

Se caracteriza principalmente por su forma tuberculosa y amorfa, más bien carnosa y totalmente cubierta por una fina costra, que varía entre un tono blanquecino y amarillento.

¿Qué la hace tan especial?

La particularidad de este ingrediente es la potencia de su sabor y la intensidad de su aroma, capaz de aportar matices y sensaciones únicas e incomparables a un plato.
En otras palabras, un sueño hecho realidad para todo chef.

Por eso los mejores chefs aspiran a utilizarlo en sus creaciones.

La trufa blanca es un ingrediente que se utiliza en la gastronomía más lujosa por su altísimo precio.

Es muy rara, ya que crece en zonas específicas y pequeñas y es difícil de encontrar.
Además, sólo se cosecha durante los meses de otoño, concretamente entre octubre y diciembre.

Estas limitaciones explican su coste prohibitivo.

El precio de la trufa blanca varía según la temporada,

pero suele oscilar entre 3 500 y 8 000 €/kilo.

La trufa blanca de Alba es mucho más cara que su hermana, la trufa negra, que puede encontrarse por menos dinero.

Truffis quiere atraer y ayudar al sector de la restauración a sumarse a este innovador proyecto.

El mercado de la trufa blanca limita a menudo el acceso de ciertos chefs a trabajar con este “exclusivo manjar”.

En lugar de pagar una gran suma para comprar unos pocos gramos de trufas, ahora pueden invertir y beneficiarse de la cosecha de un árbol que les será asignado.


Así, podrán preparar todas las recetas inimaginables para hacer viajar el paladar de sus invitados.

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